
MARÍA ALCANTARILLA RAMOS, nació un mes de junio de 1983 en Sevilla. Licenciada en Periodismo cuenta, entre otras publicaciones, con un par de plaquettes de poesía tituladas Qui Scribit y 7 Naúfragos en Tierra (Dip. Huelva, Huelva, 2007); un relato incluido en un volumen colectivo, Ventanas a Internet (EdicionDigital@tres S.L; 2008, Serienarrativa) y un último libro de poesía El Motivo es lo de menos (Huebra, 2008; Atajarre).
Además, recientemente, ha sido incluida en la antología femenina La Femme en Verso, editada por la Escuela Andaluza de Escritores así como en la antología de jóvenes poetas andaluces llamada YPara que+ Poetas de la editorial Eppur.
Con todo, su horizonte artístico es más vasto y ha trabajado en arte audiovisual, pintura y fotografía. Ejemplo de ello es la ilustración de la portada del libro Adolescencia Dos: Poemas hormonados (SIM Libros, 2008, Sevilla) de Manolo Arana.
Tras haberse ejercitado en el cuento, actualmente ha concluido su primera novela.
UN LUGAR DE ENCUENTRO: www.especulummundi.blogspot.com
“CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA”
Si has visto que tu carne o tu mitad
Ya no responde,
Que el joven que un día fuiste se ha hecho grande
Pese a todo
–Frente al mundo-,
Si sabes –o eso intuyes-, que ya no necesitas
Nada a cambio y nada esperas;
Que tienes, que has logrado, salir
Sin daño alguno de las ruinas.
Si ahora en la quietud no te impacientas,
-Entiendes que es el cauce o es lo bueno-,
Si miras sin buscar, si te descubres
De pronto frente a ti, junto a tu imagen,
Leyéndote la voz y hasta los pliegues,
El miedo se habrá ido, tú habrás vuelto
Al filo,
La raíz,
A la existencia.
“MUNDO AL AMANECER”
Me siento de este lado y me recreo
En esa excomunión con la que vivo desde hace tanto tiempo.
Me siento como aquel que mira al cielo y, en esas,
Se pregunta por la vida,
Se crece contemplando cómo acuden hasta él
Las sombras altas.
Me siento siempre al borde de las cosas
Por eso del obrar con perspectiva;
En tanto que son formas como esta,
-La que habito-,
Y en ellas cambian libres los antojos,
El modo de enfrentase cada hora a lo que ansían.
Me siento frente a frente y me pregunto
Por todo cuanto ocurre,
-Lo oportuno-,
La hermosa competencia que te otorga
Sosiego para obrar con los sentidos, desde ellos;
Y en todas las miradas y las voces hallar calma,
Sentir, en lo que observo, el último reflejo cada tarde,
El brillo, sin designio, del hombre que seré
Cuando me haga
Mayor y en mí no encuentre más que a uno.
“SEPTIEMBRE, 22”
Justo en esa esquina,
Donde sembramos un día dos perales tan pequeños
Que apenas sí lo veían aquel trío de hortelanos;
Justo allí, allí mismo,
Ahora crecen otras flores plantadas por otras manos
Y entre ellas también sube -como aquí- la hierba alta.
Ya ves…
Ella siempre nos decía:
El tiempo corre a su gusto
Y de vez en cuando deja que el recuerdo hable más alto.
Que reclame
-Porque es suyo-,
Cualquier trance ya pasado,
Cualquier época dichosa,
Cualquier medio que consiga
Que los hombres nos veamos, como ahora, principiantes
Labriegos de cualquier campo…
Y otra vez en esa esquina
-Junto al eco y sin perales-
Regresamos por instinto
Con el único deseo de encontrar maduro el fruto,
Cotejar lo que ya fuimos con un algo sin raíz y sin altura
¿Para qué? me preguntabas.
¿Qué hay mejor que comprobar que aún siguen vivos
Sino aquellos otro par de labradores?
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